sábado, 8 de octubre de 2011

Los tipos sociales en Latino-américa (II)

Cultura, simbolismo e identidad en los surgimientos de tipos sociales

 Comprendemos que la cultura conforma y expresa acciones con injerencia en las construcciones sociales. Es así como la “cultura denota un patrón de significados históricamente transmitidos y corporizados en símbolos, un sistema de concepciones heredadas y expresadas en formas simbólicas mediante las cuales los hombres se comunican, perpetúan y desarrollan su conocimiento y actitudes de vida”.[1] En este sentido, los  patrones  culturales  entregan a la Historia la materialización de símbolos que se constituyen en la base de la creación de costumbres y tradiciones. 

De ahí que el símbolo constituya un acuerdo social de aceptación e incite la representación de grupos sociales. Asimismo, según sea el carácter del símbolo, este podría inducir a la sobrevaloración del mismo, llegando incluso a convertirse en legendario trascendiendo lo meramente simbólico. Lo simbólico no ha dejado de estar presente  en la consolidación de cada una las naciones latinoamericanas nacidas durante el siglo XIX y por ende, no estuvo ausente en la conformación del Estado chileno, aunque no simplemente inmerso en cuyos procesos, sino además como “mecanismos” conducentes a representar valores establecidos en una época determinada.

Ahora, ¿Qué representa la tradición dentro de lo  cultural?   Eric Hobsbawm, en “La invención de la tradición”,  plantea la relativa cercanía temporal de la existencia de “ritos” considerados como tradiciones milenarias en la suntuosidad de la realeza inglesa, por ejemplo. Dado que, al suponer que dichos “ritos” poseen una larga data –en algunos casos totalmente ficticia- en post de un objetivo mayor, dotaría a éstos de legitimidad y “prestigio” en el ideario-imaginario popular.[2] En este sentido, el historiador inglés, señala que “también está claro que se crearon nuevos símbolos y concepciones como parte de movimientos nacionales y de estados, como el himno nacional (cuyo primer ejemplo parece ser el británico en 1740), la bandera nacional (en todo caso una variación de la revolucionaria francesa tricolor, desarrollada entre 1790 y 1794), o la personificación de “la nación” en un símbolo o una imagen” [3]

Es así como las tradiciones inventadas “son muy importantes para la innovación histórica relativamente reciente que supone la “nación” y sus fenómenos asociados: el nacionalismo, la nación-estado, los símbolos nacionales, las historias y demás. Todo esto se basa en ejercicios de ingeniería social que a menudo son deliberados y siempre innovadores, aunque sólo sea porque la novedad histórica implica innovación.”[4]
Si se considera a la nación como una “matriz identitaria colectica” fundada en términos espirituales con un carácter propio a través de la maduración histórica, la incorporación del Estado viene agregar un nuevo elemento, la inclusión,  porque sin ésta las identidades colectivas se enmarcan dentro de las minorías nacionales[5].  

El enigma de la  identidad nacional  reside precisamente en ese contraste fascinante entre su insustancialidad y su eficacia social. Ante lo que se puede establecer que las representaciones de las identidades nacionales particulares son continuaciones  y estructuras  mitológicas e ideológicas sin  la conexión evidente con alguna realidad histórica palpable.[6] Si se considera que “la producción de identidades nacionales ha sido una prioridad estratégica del Estado moderno por el rol que les incumbe en la constitución del nexo social: verdaderos ligamentos inmateriales del cuerpo social”[7], logrando que, sin éstas, los sentimientos nacionalistas y patrióticos sucumban irremediablemente, llevando al fracaso del fortalecimiento estatal.

Es por esto que, en términos de Larraín, “es necesario partir de la base que la identidad nacional no fue constituida de una vez y para siempre, en un pasado remoto, sino que se va construyendo en la historia con nuevos aportes”. [8] Se entiende básicamente como  una construcción que se alimenta de la sociedad en pos de la nación.

En este sentido,  el huaso, personaje  al servicio de la identidad nacional, ha pasado de épocas donde transita inadvertido a otras dónde definitivamente forma parte del orden simbólico nacional. Es así como, por ejemplo, en la música chilena del siglo XX, específicamente en la década de los cuarenta y cincuenta, al interior de un movimiento  artístico muy potente,  una serie de músicos toman al Huaso y consolidan su posición  de figura nacional, con una imagen muy cercana a la que conocemos hoy,  empezando a vestir con ponchos colorados, botas y espuelas, claro si, sólo para los eventos y fiestas deciochenas de cada año. [9]

Esta representación cultural del huaso, ya a mediados del siglo XX,  promovía dos procesos muy importantes para la identidad y la política en Chile.  En primer lugar, esta representación identitaria continúa excluyendo las otras regiones culturales existentes en el país, continua cimentando la centralización. Y segundo, exhibe una visión romántica respecto al campo, simboliza al huaso, patrón de fundo, muy bien vestido,  ignorando las cuestiones sociales urgentes de los territorios rurales  y apoyando un orden social patronal-conservador.[10]


[1]CLIFFORD , Geertz.   La Interpretación de las culturas.   10a ed. Barcelona: Gedisa, 2003. 88 p. ISBN: 8474320909
[2]HOBSBAWN Eric y RANGER, Terence.  La invención de la tradición. Barcelona,  Crítica, 2002. 13 p.
[3]Ibid, 13 p.
[4]Ibid, 20 p.
[5] PINTO RODRÍGUEZ,  Jorge.  La formación del Estado y la nación, y el pueblo mapuche.  Cap. La génesis del Estado, la nación y el pueblo mapuche.  2a ed. Santiago: DIBAM, 2000. 89-100 pp. ISBN 9562441563
[6]PATRICIO, Daza.   La Producción de la Identidad Nacional Chilena.  Historia crítica [en linea]. 2008, no. 16. 6-17 pp. [Fecha de consulta: 25 de Mayo 2008] Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2180680
ISSN 01211617.
[7]Ibid. 8 p.
[8]LARRAÍN,  Jorge.  Identidad Chilena.  Santiago: LOM, 2001.  274 p.
[9]WALZ-CHOJNACKI, Greg. Canto al Huaso, Canto al Pueblo: La Música y el Discurso Político de la Identidad Chilena durante los Años Sesenta y la Unidad Popular. SIT Graduate Institute/SIT Study Abroad [En línea]. Diciembre 2004 [fecha consulta: 30 de Julio 2009] Disponible en: http://digitalcollections.sit.edu/isp_collection/505/.
Consignemos dentro de este surgimiento artístico a grupos musicales  vocales que se imponían la misión de rescatar la que a su consideración conciban como música puramente chilena. Entre ellos se puede mencionar a los Huasos Quincheros, quienes proveniente de una tradición conservadora adhieren a la representación del huaso patronal y con eso también a la derecha política del país.
[10]Ibid.

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